Inspección Constructiva

Una Inspección Constructiva tiene por objeto final poder determinar el estado constructivo de un edificio y conocer el funcionamiento estructural y constructivo e identificar las patologías constructivas que puede desarrollar el edificio. Este servicio es un primer paso para saber si conviene rehabilitarlo estructuralmente, si nuestro edificio puede tener aluminosis, patologías derivadas de un mal aislamiento o un mal sistema de ventilación, por ejemplo. En la inspección también puede determinarse la conveniencia de realizar pruebas o ensayo.

En una inspección constructiva un técnico visita su inmueble y realiza una toma de datos que servirá para sacar conclusiones sobre el estado constructivo del edificio. En la primera Inspección se valora la sintomatología que se puede apreciar a simple vista y se valora la conveniencia de estudios complementarios y/o ensayos como pueden ser: test de aluminosis, “catas” para acceder a elementos ocultos, “catas” por extraer testigos y realizar pruebas de carga en el laboratorio, etc. Si se valora conveniente, en una segunda Inspección se puede valorar más a fondo: en base a los test realizados ya aparatos de inspección más específicos (higrómetros, cámaras térmicas, fisurómetros, etc.). Finalmente se puede realizar un informe de todo lo observado.

“Una Inspección Constructiva nos dirá si una fisura puede acarrear riesgo de colapso estructural, cuál es la causa más probable de una mancha de humedad, si un edificio puede tener aluminosis, etc.”

El cliente obtendrá información de la visita al finalizarla y si lo solicita un informe posterior con el que podrá tener la opinión de un arquitecto sobre el estado constructivo de su edificio. El informe lo redactará y firmará un arquitecto experto en patologías de la edificación. Sabrá si necesita realizar actuaciones de reparación en un defecto, si se considera viable hacer una demanda judicial a terceros o si las grietas en una estructura que le inquietaban no son realmente preocupantes.